Alegre la mañana, que nos habla de ti. alegre la mañana. En nombre de Dios Padre, del Hijo y del Espíritu, salimos de la noche y estrenamos la aurora; saludamos el gozo de la luz que nos llega, resucitada y resucitadora. Tu mano acerca el fuego a la sombría tierra y el rostro de las cosas se alegra en tu presencia. Silabeas el alba igual que una palabra. Tú pronuncias el mar como sentencia. Regresa desde el sueño el hombre a su memoria; acude a su trabajo, madruga a sus labores. Le confías la tierra y a la tarde la encuentras rica de pan y amarga de sudores. y Tú te regocijas. ¡Oh Dios ! y Tú prolongas en sus pequeñas manos tus manos poderosas y estáis de cuerpo entero los dos así creando los dos así velando por las cosas. Bendita la mañana que trae la gran noticia de tu presencia joven, en gloria y poderío; la serena certeza con que el día proclama que el sepulcro de Cristo está vacío.